miércoles, 16 de junio de 2010

Informe de Batalla: Demonios vs Orkos (Thoran) Revancha


La actitud de los Orkos es algo que siempre habia desconcertado a Llirhtan, nunca habia entendido a esta raza. Les podias derrotar una y otra vez, pero nunca jamas se rendian; en el momento en que se juntaban media docena volvian a la carga, y eso era lo que habia sucedido nuevamente, no habian acabado de retirarse, cuando volvieron a la carga con mas fuerza.


Lamentablemente para las tropas de Llirhtan, esta vez les habian cogido con poca o ninguna presencia en el plano material, y sin cultistas en la zona, tardarian en conjurar suficiente caos para materializarse. Tan solo los Aplastadores de Emergal el “Decapitador” y los dos Aplastaalmas, tuvieron poder suficiente para oponer resistencia a los Orkos, y de ambas unidades, solo las blindadas placas de los vehiculos tuvieron alguna posibilidad frente al torbellino de fuego que desataron los Orkos.


La escuela de tiro del Kaudillo “Nurgruk”, hizo bueno todo el tiempo empleado en sus tropas, devastando sin piedad las filas de Emergal y de los Aplastadores, acabando con todos y cada uno de ellos. Mientras, Llirhtan intentaba una y otra vez hacerse presente sobre el campo de batalla, pero no conseguia suficiente fuerza para mantener su cuerpo en el plano real. El avance de los orkos se hacia cada vez mas rapido, pronto no habria un solo lugar del campo de batalla que no estuviera invadido por ellos.


La presencia demoniaca iba en aumento, aunque con lentitud, lo que hacia mas facil para las tropas pielverdes cazarlos como a patos de feria. Los únicos que estaban creando peligro eran Monty y Georgy, que junto con los incineradores estaban limpiando las filas orkas. Sus erraticos vuelos, sacudidos por las discusiones que mantenian constantemente, no permitian a los Zaqueadores orkos apuntar con claridad, y sus constantes llamaradas iban reduciendo las peñas de orkos con rapidez.


Mas aun asi, Llirhtan podia ver que iba a necesitar muchas mas tropas si queria tener alguna oportunidad en esa batalla, y cada segundo que pasaba, estaba mas claro que no iban a llegar a tiempo. Los Aplastaalmas, habian caido merced a las garras de combate de los nobles orkos, las unidades de portadores estaban todavia en la disformidad, y Llirhtan, Oraculo del Destino, no habia puesto todavia un pie en el campo de batalla, y no es que le preocupara la salud de sus tropas (al fin y al cabo siempre podia convocar mas), pero la descoordinacion de la que estaban haciendo gala le retumbaba en la cabeza mientras escuchaba la risa maniaca del Gran Manipulador, algo no estaba saliendo como habia previsto, ¿estaria Tzeentch castigandole por algo?.


Monty y Georgy seguian a lo suyo, pasando a fuego a todas y cada una de las tropas orkas que aun habia en el campo de batalla. Pero no iba a ser suficiente, salvo que los Demonios consiguieran poner a la vez a suficientes tropas de combate, y no se estaba generando la energia disforme suficiente. Por una vez, los cuidadosos planes de Llirhtan se estaban desarrollando mal, no pasaria mucho tiempo antes de que la horda demoniaca fuera expurgada de vuelta a la disformidad.


La zona iba a quedar en manos de los Orkos, y poco o nada se podia hacer para evitarlo. Retirarse a otra zona controlada, donde pudieran poner a sus cultistas a trabajar, y volver con mas fuerza, para hacerles pagar a los orkos su osadia.


La victoria correspondia a los orkos. Y poco se podia hacer.

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