jueves, 17 de junio de 2010

Informe de Batalla: Demonios vs TAU (Thoran)


Tras la debacle sufrida en la anterior batalla, esta vez Llirhtan habia planeado la batalla de un modo mucho mas cuidadoso, dejando en reserva sus tropas mas peligrosas, y tratando de asegurar la posicion con tropas de linea, que mantuvieran la zona y que llegado el momento hicieran bajar a los pesos pesados en situacion de limpiar los objetivos.


Con la primera aproximacion, las tropas de los Tau ocuparon posiciones en algunos bosques, aunque la falta de presencia demoniaca, les hizo mantenerse en reservas, alejados del campo de batalla, esto permitiria a las tropas de los poderes Ruinosos desplegarse con mas tranquilidad. Portadores, Diablillas e Incineradores bajaron en oleada, dispuestos a ocupar tanto la reliquia del caos como el faro posicional Tau, con el que atraer mas tropas enemigas a la emboscada.


Antes de que nadie pudiera darse cuenta, las Diablillas ya habian dado cuenta de una enorme unidad de Kroots, y las unidades de Portadores, con mayor o menor suerte, se habian colocado en posicion, minimizando las oportunidades de los Tau para dispararles.


Los refuerzos alienigenas no se hicieron esperar, llegando practicamente todos a la vez, en una buena demostracion de porqué esta joven raza aspiraba a dominar la galaxia. Poderosos rayos sobrecalentados de plasma y cientos de misiles llenaron el cielo, aunque con dispares resultados, pues si bien erradicaron a casi la totalidad de la unidad Rod de portadores de plaga, no fueron capaces de acertar a Monty y a Georgy, sus interminables discusiones seguian salvandoles de los disparos rivales.


Pronto Llirhtan y los Aplastaalmas se materializaron frente a las tropas rivales. Manteniendo a Emergal y sus Aplastadores en reserva como fuerza de contraataque. El avance de los demonios se hizo imparable, volcandose con todo lo que tenian para ocupar el radio-faro Tau. Los primeros disparos no fueron todo lo eficaces que Llirhtan hubiera deseado, y salvo los Incineradores de los Generales Negros, ninguna unidad cumplió lo esperado en ese momento. Iba a ser por las malas.


Instantes despues, el fuego de represalia de los Tau se hizo evidente, grandes bolas de fuego plasmatico sobrecalentado caian sobre diablillas, portadores e incineradores. Los Piranhas Tau y los Cabezamartillo viraron para encarar los dos Aplastaalmas, e instantes despues los convirtieron en chatarra humeante, liberando de su prision a dos enfurecidas entidades demoniacas que Llirhtan deberia volver a encerrar. Salvo ese previsible exito, el resto del fuego Tau no logró el objetivo buscado, y el avance demoniaco continuo su curso.


Aun sobreviviendo a todo lo que los alienigenas le estaban tirando, lo que realmente preocupaba a Llirhtan era que no lograba convocar a los Aplastadores ni a Emergal, justo cuando le hacian realmente falta. Poco a poco sus tropas irian cayendo, y necesitaba con urgencia desalojar el Radiofaro Tau. La lucha se llevó poco a poco a un terreno mas “personal”. Sus tropas se portaban con firmeza, evitando lo peor del fuego enemigo, y llevandose poco a poco armaduras Crisis o Apocalipsis.


El único problema eran los veloces vehiculos, que se mantenian a suficiente distancia como para ser inmunes a los ataques de los demonios. De pronto, la saturacion provocada por las tropas supervivientes de los Tau, comenzó a romper el lazo que mantenia a Llirhtan atado a la realidad, por dos veces fue capaz de mantenerse en este plano, pero su fuerza se debilitaba. Y Emergal seguia sin aparecer, la situacion se ponia francamente complicada para los demonios.


Los piranhas y un cabezamartillo aceleraron sus propulsores ionicos para sitiar la Reliquia del caos, defendida solamente por la escuadra Blau de portadores de plaga, mientras, una escuadra de Castas del fuego avanzaban con idea de mantener la posicion del Faro Tau. La última oportunidad para los demonios era la llegada de los blindados Aplastadores para desalojar a los Castas. Y el milagro que necesitaban los demonios tuvo lugar, Emergal guió con sabia precision a sus chicos, y se interpusieron en el camino de los castas, bloqueando su acceso al faro posicional. Y aunque los portadores no iban a poder defender la reliquia, él se encargaria de que ningun Tau se acercara a llamar a los refuerzos. La situacion estaba equilibrada, y poco o nada podrian hacer ninguno de los dos ejercitos por cambiarla.


Con la certeza de no haber logrado su objetivo, pero de haber impedido que sus enemigos hicieran lo propio, ambos ejercitos se fueron retirando. Habria de pasar mucho tiempo antes de que ningun ejercito rondara de nuevo un campo de batalla bañado por sangre e icor que latia con su propio pulso.


La venganza tardaria en llegar.

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