domingo, 25 de julio de 2010

Informe de Batalla: Demonios vs Ángeles Sangrientos


Dos cosas se olvidan con facilidad, que el enemigo aprende de sus errores, y que también aprende de los tuyos. Y Llirhtan había cometido errores en el pasado, y probablemente también volvería a cometerlos en el futuro.


Llevaba tiempo dándole vueltas a aquella batalla, los perros falderos del Emperador de Terra se la habían jugado. Y lo habían hecho bien. Lamentablemente para ellos no había sido suficiente para expulsarlo de la zona Thoran, aun así había supuesto un gran revés en sus planes, retrasando inevitablemente todo el plan.


Tzeentch estaba siendo desconcertante, más que de costumbre. Todavía no alcanzaba a comprender como una batalla que se había desarrollado tan de acuerdo con sus planes, se había torcido en tan poco tiempo. Sus anteriores encontronazos con los marines habían tenido un desarrollo que se adecuaba casi por completo a sus planes, pero esta vez había sido diferente, algo no había salido como tenia previsto.


En un principio las cosas se habían sucedido como él había planeado, Emergal y sus Aplastadores habían avanzado sin problemas hacia la fuerza blindada de los Hijos de Baal, mientras los Aplastaalmas contenían la mayor parte de las armas antitanque.


Monty y Georgy habían dominado sin problemas sus problemas de personalidad para guiar a los incineradores hacia las escuadras de asalto. Y las diablillas inconstantes y seductoras dieron buena cuenta de sus enemigos, blindados o no. Y de pronto, cuando todo parecía terminado, las cosas se habían torcido. Sus tropas eran incapaces de acabar con los últimos enemigos, los disparos de sus rivales empezaban a hacer estragos entre sus subordinados e incluso en un momento dado había perdido su conexión con el plano real y fue expurgado a la disformidad de nuevo.


Lo único que le tranquilizaba era que había dejado en la realidad a Emergal, muy capaz de terminar con los rivales que le quedaban. Los marines de rojo, habían dado la vuelta a la situación de la batalla más por empuje y fe, que por sus verdaderas posibilidades probabilísticas. No había logrado hacerse con el control de la zona, pero también se lo había negado a sus rivales. Sus objetivos continuaban lejos, pero al menos no había retrocedido.


Ahora tenia que reflexionar sobre esa situación. No podía permitir que eso se volviera a repetir, sus prioridades estaban claras, el dominio de la galaxia debía continuar en manos de los poderes ruinosos, y eso solo se lograría creando el desorden allá por donde pasara.


Bueno, la verdad es que no tenía prisa. Tiempo, al contrario que casi al resto del universo, era algo que le sobraba en cantidad, para un ser de su antigüedad, todas estas batallas no representaban mas que una nueva emoción pasajera, quizás mas adelante se cansaría de ello, pero por el momento, podía disfrutar de la emoción del combate.


Una cosa estaba clara, no iba a volver a cometer los mismos errores, pese a su sabiduría ancestral, Llirhtan también podía aprender nuevos trucos, y sacar provecho de las experiencias.

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