miércoles, 16 de junio de 2010

Informe de Batalla: Orkos vs Ángeles Oscuros


El rugido de las turbinas de las lanzaderas ahogaba cualquier otro sonido en enormes plataformas de despegue del espacio puerto. Los vehículos transitaban en un constante fluir intentando trasladar a la población civil del sector a zonas mas seguras. Los transportes, que partían llevando a mujeres, ancianos y niños regresaban abarrotados de nuevas tropas de refuerzo de las Fuerzas de Defensa Planetaria y suministros bélicos.

El comisario Kapak observaba con gesto adusto la operación supervisando que todo se hiciera tal y como dictaban las órdenes y los apretados horarios. Apoyaba su mano derecha sobre la empuñadura de su espada de energía mientras que su mano izquierda no dejaba de juguetear con la Cruz de Macharius que colgaba de su cuello. Aquellos que conocían al comisario sabían que ese era un signo inequívoco de la profunda inquietud que asolaba al oficial.

-No son suficientes. - Sentenció mientras un nuevo pelotón de soldados desembarcaba de una lanzadera Aquila. - El Emperador sabe que aguantaremos hasta el último hombre, pero sin el apoyo de más unidades mecanizadas no podremos hacer frente a esos demonios.

El gigante que caminaba junto al comisario habló con una voz profunda que se elevó por encima del ruido de los motores de los vehículos cercanos.

-No tema, comisario. Mis hermanos y yo contendremos al enemigo hasta que se puedan enviar nuevos refuerzos al sector. Mientras un solo Ángel Oscuro permanezca con vida los demonios de la disformidad no tomarán estas instalaciones.

El Maestre Zaphariel era un guerrero imponente. Su servoarmadura estaba adornada con numerosas condecoraciones que señalaban su impecable historial de combate al servicio del Capítulo y el Emperador. Llevaba el casco sujeto bajo el brazo izquierdo lo que permitía al oficial imperial observar el rostro del Marines Espacial. Al contrario que la mayoría de sus hermanos, Zaphariel exhibía una larga cabellera sujeta en la frente por un aro de metal similar a una arcaica corona. Su rostro mostraba varías cicatrices de combates gloriosos, y en su mirada no había rastro de temor.

Por un momento Kapak se permitió albergar esperanzas. ¿Qué no podrían lograr un centenar de guerreros como aquél? Pero luego recordó las holoproyecciones de la derrota de los Astartes que se habían enfrentado anteriormente a los Demonios y su ánimo se tornó sombrío otra vez.

-Usted lo ha dicho. -Respondió el comisario con tono pesimista.- Mientras quede un Ángel Oscuro con vida.

El Astartes se disponía a responder cuando un adepto los alcanzó con paso apresurado. Tras tomarse unos segundos para retomar el aliento, tendió una hoja de datos a Zaphariel.

- Acabamos de recibir imágenes del satélite, Señor.

Es Ángel Oscuro tomó la pantalla con su enorme mano acorazada y leyó los datos con detenimiento. Tras unos segundos una sonrisa se dibujó en el curtido rostro del guerrero.

-¿Buenas noticias? - Preguntó el comisario visiblemente molesto por no haber recibido la información en primer lugar.

-Puede ser. - Respondió el Astartes. -Nos atacan los Orkos.


***


El comisario observaba el devenir de batalla desde el centro de mando de Solar VII. Tan pronto habían recibido la noticia de que una ingente hueste de Orkos cruzaba la jungla en dirección al puesto de avanzada imperial, los Ángeles Oscuros se habían preparado para el combate y habían partido de inmediato al mando del mismísimo Maestre Zaphariel.

Kapak pudo ver la Thunderhawk Cherubim de los Ángeles Oscuros como un punto verde parpadeante sobre el mapa táctico. A su lado una serie de números que indicaban las coordenadas y la altitud cambiaban constantemente a medida que el transporte de asalto surcaba los cielos en busca de los enemigos del Hombre.

Pronto varios puntos rojos aparecieron en el mapa señalando las primeras unidades de peñas Orkas. Por lo que el comisario podía ver se trataban de tres unidades de varias decenas de orkos apoyadas por unos rudimentarios aparatos voladores y un grupo de enormes pielesverdes dirigidos por un Kaudillo aun más grande. Tras ellos avanzaba a trompicones una aberración mecánica que sólo podía ser un dreadnought.

Debido al apresuramiento con el que había preparado la misión, Zaphariel sólo se había llevado consigo a dos escuadras tácticas bajo la designación Veritas y Aequitas. Que en esos mismos momentos se disponían a descender del transporte.

Cuando los orkos detectaron a las tropas imperiales aumentaron la velocidad de su marcha ansiosos de entrar en combate. Sin embargo Zaphariel ordenó a sus tropas mantenerse a la máxima distancia posible abriendo fuego constante contra la masa de pieles verdes. Aunque los Astartes se veían superados en varios enemigos a uno, sus certeras salvas de fuego de bólter segaron a las primeras líneas pielesverdes como una terrible guadaña. Sin embargo esto sólo pareció enfurecer al resto de los xenos que avanzaba ahora sobre los cadáveres de sus congéneres.

El comisario se había enfrentado en anteriores ocasiones a los orkos y sabia que ese avance podía muy bien ser imparable, y una vez que los pielesverdes llegaran al cuerpo a cuerpo su número bien podría sobrepasar la valentía de los Ángeles Oscuros. Mientras estos pensamientos turbaban la mente de Kapak, un nuevo punto verde apareció destellando en el mapa táctico. Se trataba de un Land Speeder del Ala de Cuervo. Zaphariel lo había dejado en reserva previendo el avance imparable de los orkos y ahora se unía a la refriega con una terrible salva de fuego.

Una de las unidades de orkos se vio sumida en una nube incandescente de promethio que redujo a sus integrantes a cenizas. Mientras tanto el fuego combinado de las escuadras Veritas y Aequitas terminaba con otra de las unidades orkas con pasmosa eficacia.

La eficacia de los Ángeles Oscuros en combate había quedado de manifiesto, pero no fue suficiente. Con un terrible grito de guerra los Orkos supervivientes se arrojaron a la carga arrollando a ambas escuadras. Los No Perdonados de la escuadra Aequitas se vieron superados por la brutalidad de los Orkos y se vieron obligados a retirarse. En otro sangriento combate la escuadra Veritas junto al Maestre Zaphariel intentaban aguantar la imparable acometida de los nobles orkos junto a su Kaudillo.

Kapak no puedo evitar contener la respiración cuando el Maestre se enfrento en un titánico duelo a la bestia que lideraba a los pielesverdes. Pero finalmente respiró aliviado cuando el poderoso martillo trueno de Zaphariel, Justa Ira, aplastó el cráneo de su rival con un poderoso estallido de energía.

Sin embargo la situación aun era desesperada para los Ángeles Oscuros. La escuadra Aequitas se había retirado hacia el punto de extracción y la escuadra Veritas había sufrido numerosas bajas.
Sin embargo el Maestre Zaphariel aun guardaba un as en la manga.

Con un centelleo la escuadra Golgotha del Ala de Muerte se teleportó al campo de batalla abriendo fuego con sus bólters de asalto contra unidad orka que había derrotado a la escuadra Aequitas. La munición explosiva hizo estragos entre los pielesverdes que nada pudieron hacer salvo correr arrastrados por el pánico. El Land Speeder del Ala de Cuervo demostró una vez más su maestría al reducir al dreadnought orko a un amasijo de metal fundido con un certero disparo de su cañón de fusión.

Los nobles, rodeados y sin el liderazgo de su kaudillo aun tuvieron valor para enfrentarse a Zaphariel hiriéndolo de gravedad.

Entonces apareció el grueso de la hueste orka que, viendo lo que los Ángeles Oscuros habían hecho a su avanzadilla se vio arrastrada a una persecución homicida. Zaphariel ordenó entonces la retirada. Los Ángeles Oscuros recogieron a sus heridos y volvieron a embarcar en la Thunderhawk Cherubim no sin antes atraer a los Orkos hacia la ruta de ataque más probable de los demonios.

Kapak observó maravillado la agudeza de la estrategia del Maestre de los Ángeles Oscuros. Cuando los demonios atacaran se toparían de frente con una horda de orkos furiosos y de esta forma las dos amenazas a Solar VII se debilitarían mutuamente. Sin embargo eso sólo les daba un poco más de tiempo antes del asalto final.

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