jueves, 26 de agosto de 2010

“Tzeentch no solo juega a los dados con el universo, sino que a veces los arroja donde no podemos verlos.” (2)


“Tzeentch no solo juega a los dados con el universo,

sino que a veces los arroja donde no podemos verlos.”


Tras las dos primeras fases de la operacion, la campaña estaba muy encaminada. Aislados, sin energia electrica, la colonia Vault soportaba con estoicismo las horas que faltaban para el asalto final de los Demonios.


Llirhtan, escarmentado tras otras campañas, no estaba dispuesto a dejar nada al azar. Su asalto se llevaria a cabo con todas las fuerzas disponibles. Pero con lo que no contaba es que desde el otro lado del Sector, el Arconte Pedrito, al mando de la Cabala de la Elipa, tenia las mismas intenciones acerca del futuro que aguardaba a los humanos de Colonia Vault.


Los primeros signos de que el asalto no iba a ser tranquilo, los tuvo Llirhtan cuando tras materializarse en mitad del culto del Ojo de Tzeentch (matando en el proceso a la mitad de los cultistas), frente a él aparecian mas de media docena de extraños vehiculos gravitatorios, cubiertos de pinchos y ocupados por degeneradas versiones de los antiguos Eldar.


Aunque a su entender, no supondria ninguna diferencia para los habitantes de Vault. Ellos tenian una razon para morir, y nada, ni siquiera unos ridiculos orejotas sadomasoquistas, iba a impedir el sacrificio de toda la colonia en el nombre de M’Kachen.


Rayos de pura disformidad surgieron de sus ojos, atravesando sin dificultad varios de los extraños vehiculos. Mientras los incineradores, materializandose justo frente a las tropas de los Eldar Oscuros, achicharraban sin compasion a varios de ellos, provocando a su vez daños en muchos vehiculos.


Los Aplastaalmas, Enkil y Denkil, no fueron tan afortunados, tras aparecer no tan precisos como hubieran deseado, sus disparos tampoco tuvieron esa necesaria precision para atinar con los vehiculos afilados.


La contra de los Eldars no se hizo esperar, y basculando de un lado a otro comenzó el torrente de lanzas oscuras, una tras otra fueron disparando sin piedad contra los Aplastaalmas, mientras que Llirhtan, Emergal y los Aplastadores quedaban relativamente indemnes. No tuvieron esa suerte los incineradores, cuyo primer ataque habia atraido la atencion de Pedrito, Arconte de la Cabala, quien aprovechando la extrema movilidad del aero patin en el que se desplazaba, no tuvo demasiados problemas para dar cuenta de casi todos ellos. Aunque hay que decir que su cuerpo se convulsionaba de un modo extraño, mientras los cables que lo rodeaban rezumaban fluidos de colores inimaginables.


Los primeros refuerzos hicieron aparicion, en forma de Diablos y Portadores de Plaga, aun cuando lo que Llirhtan necesitaba imperiosamente eran los aulladores. De momento, su presencia continuaba rondando la disformidad, pero sin encontrar el canal atraves del cual manifestarse. Mientras, Llirhtan junto con Emergal y sus chicos, avanzaban implacablemente hacia el grueso de las tropas Oscuras, que pronto se iban a quedar sin espacio al que correr. Dos vehiculos eldar mas, perdieron su sustentacion atravesados por los proyectiles de disformidad del anciano Señor de la Transformacion, dejando pie a tierra a unos guerreros eldar que serian posteriormente asaltados por él.


Pedrito, entre tanto, sufrio una nueva convulsion, que le hizo vomitar un icor negro, pero que no le impidio sin embargo, acabar con los últimos incineradores. Posteriormente, se recoloco para asaltar a otra unidad de portadores, que habian aparecido junto a una fabrica. El resto de su Cabala, se recolocó en mayor o menor medida, para evitar el asalto demoniaco, aunque sin ir muy lejos, con la intencion de aprovechar la potencia de sus lanzas, que tan buen resultado habian dado contra los blindados behemots de los Aplastaalmas.


Desgraciadamente para ellos, sus disparos fueron mucho mas inefectivos esta vez, situacion que pareció mejorar cuando Pedrito, acabo con los portadores de plaga sin despeinarse.


Era el momento que necesitaban los Demonios. Emergal y sus chicos se colocaron a una distancia optima para asaltar a varios vehiculos enemigos, Llirhtan seguia enfrascado en un farragoso combate, donde su tamaño y fuerza no podian superar a la velocidad de sus rivales, pero que por otra parte tampoco eran capaces de herirlo. Mientras, los diablos recorrieron cerca de media ciudad a toda velocidad para asaltar al Arconte, aunque sin mucha conviccion.


En vista que la huida no iba a ser una opcion, dos unidades de Brujas, decicieron asaltar conjuntamente a los aplastadores y a Emergal, accion que a la larga se demostraria como fatal, puesto que los blindados Juggernauts destrozaron ambas unidades sin sufrir ninguna baja a cambio, mientras formaban un cordon de proteccion frente a Llirhtan y su épico combate, que no parecia fuera a resolverse hacia ninguno de los dos bandos.


Mientras Pedrito, dió buena cuenta de los Diablos de Slaanesh, sin sufrir ninguna represalia a cambio.

Los Juggernauts, junto con Emergal asaltaron finalmente las lineas de los Eldars Oscuros, destruyendo o inutilizando cuatro vehiculos mas, y preparandose para el asalto final a los supervivientes. Pedrito, sabiendo que no podria quedarse en la ciudad, comenzó a replegar sus tropas, mientras que los demonios terminaban con aquellos que no podian huir. La ciudad iba a quedar en manos de los Musgüalkers, y cualquier otra intencion estaba condenada al fracaso.


La carniceria podia dar comienzo. Tzeentch, reia en su trono, los planes de aquel que conoce el destino, se habian cumplido una vez mas.

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